Tampoco hay tantas luces, los recortes ya sabes; ni tanta
fiesta, aunque se oye un poco la música del Cernégula desde casa (me refiero al
nuevo Cernégula, que es el antiguo Puzdle, no sé si llegaste a vivir el cambio).
Además, no hace frío, con lo cual parece menos Navidad. He llegado a ver gente
en manga corta esta tarde en San Vicente y no desentonaban. Aunque este último
argumento a lo mejor no sirve para convencerte de que estás mejor a miles de
kilómetros.
Respecto a lo de la fiesta, te he mentido un poco. Sí que
hay. Desde casa se oye bastante. No sé mentir ni por escrito. Están poniendo
ahora la canción de ‘La Gozadera’. Sí, aún sigue coleando. Y mis amigas deben
de estar bailándola porque han escrito en el grupo de WhatsApp que salían a las
dos y son las dos y cuarto. Corrijo. Es imposible que hayan salido aún. Siempre
tardan mucho. Como yo. Creo que cuando decimos una hora damos por hecho que nos
estamos refiriendo como poco a treinta minutos más tarde. No sé por qué lo
hacemos, supongo que se ha convertido en una costumbre que no tiene ningún
sentido. Como lo de llevar corbata, para que me entiendas.
Y hablando de corbatas. ¿Cómo va allí la gente vestida en
Nochevieja? Aquí en Cabezón ya sabes que hay de todo. Lo mismo te encuentras a
uno en chaqué que a otro en chándal y nadie le va a decir nada al respecto:
todos van a centrar sus comentarios en desear feliz año.
Yo lo haré por la tele. Me toca dar las campanadas en
Vegavisión. Con Paz Herrera, de Pasapalabra, y Gustavo G. Monterrubio, de
Claramente Claro. Me hace ilusión. Ya tengo en casa el vestido. Es muy bonito,
lo elegí en ‘Mercedes Novias’, en Torrelavega. Lo utilizaré para la
retransmisión y luego, para salir por Cabezón, probablemente me ponga un
chándal.
Posdata: Aquí en España queremos que vuelvas pronto, pero no podemos ofrecerte trabajo aunque tengas estudios. Habrá que confiar en nuestros futuribles dirigentes, aún no se sabe quién va a gobernar. Tiempo de diálogo.